El mudéjar en Aragón presenta unas características propias que lo diferencian de otro que podremos encontrar en otras comunidades autónomas. Por ejemplo, las paredes interiores de las iglesias suelen estar pintadas o esgrafiadas, y la decoración exterior es más barroca y compleja, llegando a crear hermosos entramados. La decoración de los ladrillos crea un efectos de luces y sombras que se ven acrecentados por los brillos de la cerámica.
Los arcos murales decorativos y constructivos están enmarcados por el alfiz y los vanos suelen ser de medio punto o apuntados, con preferencia por los ajimeces con mainel central.
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Pero si hay algo que caracteriza al mudéjar aragonés es la cerámica vidriada, con grandes platos circulares y otras figuras, con colores predominantemente verdes, blancos, azules o rosados.

Otro de los rasgos característicos del mudéjar aragonés son los campanarios, del tipo “alminar”, con punta cuadrada y manchón central, y escaleras cubiertas por bóvedas entre éste y los muros perimetrales. Sobre ello se construía un cuerpo de campanas. La influencia italiana hizo que también se construyeran con planta octogonal y también hay variedades de prisma cuadrado con cuerpo de campanas octogonal (en Ricla encontramos este tipo). Las techumbres del mudéjar aragonés son de madera pintados con motivos geométricos, con seres provenientes de la naturaleza.
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Foto: Josean Melendo.