A 12 kilómetros al noroeste de Zaragoza se encuentra la localidad de Utebo. Con casi 20.000 habitantes es la tercera ciudad más grande de la provincia de Zaragoza, solo por detrás de la capital y de Calatayud. Forma parte de la Comarca Campo de Zaragoza. La ciudad está dividida en tres partes diferenciadas: el Casco Viejo, el Monte y el barrio de Malpica. Sin duda lo más destacable es la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Utebo.
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Se construyó en dos fases: la primera de estilo mudéjar en el siglo XVI y la segunda barroca del XVIII. En la parte mudéjar se empleó, sobre todo, el ladrillo (santo y seña de este arte) y el yeso. Estos elementos mudéjares se observan tanto en la torre como en la iglesia. A pesar del indudable valor patrimonial e histórico del cenobio, la magnitud de la torre lo ha ensombrecido. Nosotros no queremos dejarlo de lado.
La iglesia y de la Asunción de Nuestra Señora de Utebo
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Tres son los tramos de la obra mudéjar, destacando, sobre todo, las pequeñas capillas que hay en los contrafuertes. El ladrillo se utilizó principalmente en el exterior, mientras que con el yeso se realizaron varias celosías decorativas en el interior. La nave culmina en bóveda apuntada y las capillas están cubiertas con crucería simple.
En el siglo XVIII las principales variaciones son la inclusión de la cabecera barroca en lugar de la mudéjar, así como una planta de cruz griega. En general, la decoración en todo el templo es sobria y mantiene las simetrías.
La torre mudéjar de la iglesia de Nuestra Señora de Utebo
Si mi debilidad es el mudéjar solo tendré palabras bonitas para la maravillosa torre mudéjar que culmina esta construcción en Utebo. Se la considera una de las más hermosas de la comunidad y su construcción finalizó a mediados del siglo XVI. Es de planta cuadrada y la estructura recuerda a un alminar árabe. Los arabescos y azulejos que la adornan son sencillamente espectaculares.
En su origen había en la torre de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora de Utebo 8.700 azulejos, pero, como es normal, el tiempo no pasa en balde y ya se han desprendido más de 4.000. A pesar de todo, sigue siendo un espectacular monumento mudéjar a poco más de 10 kilómetros de Zaragoza.
